¿A quién teme Copenhagen Infrastructure Partners?

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Y Javier Prados salió de la sede de Copenhagen Infrastructure Partners (CIP) para visitar Teruel, en concreto, la redacción del Diario de Teruel. En una entrevista reiteró lo que el fondo de inversión ya había expresado mediante un comunicado a comienzos de agosto. Ni una verdad entera, más bien un compendio de falsedades, equívocos y medias verdades, tal y como desde las asociaciones del territorio respondimos con datos en la mano.

¿Qué llevó a Javier Prados a emprender ese viaje, a dejar por un día la oficina del Paseo de la Castellana, junto a la calle Núñez de Balboa, escenario de las manifestaciones más bizarras de la historia madrileña, a unos 450 metros en línea recta de la sede de Forestalia y no lejos del palco del Bernabéu, hábitat esporádico de forestalios? Creemos que hay un hilo que puede explicarlo, el que discurre entre la profesión del director de CIP en España, la abogacía, y un tabú que le pesa al fondo danés como el estrago de una resaca.

Elizabeth Taylor y Richard Burton interpretan en ¿A quién teme Virginia Woolf? a un matrimonio amargado que sobrevive por un único motivo, un hijo que no tienen. La revelación del tabú en una noche de borrachera dantesca deja a la pareja sin la ilusión que la sustenta. El abismo de los datos, los argumentos publicitarios de CIP y una vergonzosa Declaración de Impacto Ambiental (DIA) en el clúster del Maestrazgo son el hijo inexistente de la compañía. No por nada asistimos a la judicialización del proceso. No por nada Javier Prados es abogado. El riesgo de que se sepa que el rey está desnudo pende sobre las montañas de palabrería del fondo danés (https://www.cip.com/).

Junto a la reiteración de lo publicado el 8 de agosto, en la reciente entrevista afloraron temas sobre los que no conocíamos el posicionamiento de CIP. Destaca el de la electricidad gratuita para los vecinos de los pueblos afectados por el clúster del Maestrazgo y el de las ventajas energéticas. El fondo dejó lo primero en el tejado de Forestalia (aunque ya no sea propietaria del proyecto; enigmático) y en lo segundo prometió un análisis futuro. En definitiva, parole, parole, una forma de actuar barata que contrasta con los llamados al rigor técnico del director de CIP en España. Señor Prados, en ocasiones lo peor de los deseos es que se convierten en realidad: seamos, pues, rigurosos (en nuestro caso, sigamos siéndolo).

Uno de los aspectos más polémicos del clúster del Maestrazgo es el número de árboles a talar. CIP lo estima en 98.000, una cifra sin maternidad ni paternidad reconocida («Qué se sabe y qué no sobre la cifra de árboles que se prevé talar para el proyecto de energía eólica Clúster Maestrazgo», https://maldita.es/). La DIA del MITECO tan solo menciona una superficie arbolada de 140 hectáreas, un dato copiado y pegado del Estudio de Impacto Ambiental elaborado por Forestalia. El problema es que esa extensión no incluye todas las pistas de acceso, la ampliación de las existentes ni entre 80 y 100 km de líneas de evacuación.

No es previsible que Javier Prados reclame rigor a la DIA, la fuente de autoridad que exhibe, por el simple hecho de que a CIP no le conviene. En efecto, ese documento culmina una Evaluación de Impacto Ambiental incapaz de establecer cuál es el total de la extensión arbolada afectada, entre otros defectos. En Dinamarca, probablemente, la declaración de un proyecto en el que se desconocen cosas tan básicas como una superficie resultaría negativa, pero aquí se puede tolerar. Ese es el nivel de honradez y profesionalidad que Forestalia, el MITECO de Teresa Ribera y CIP reservan al Maestrazgo.

Contrastemos la cacicada de la DIA con base documental y técnica. El Gobierno de Aragón cifró en 800.000, con las densidades de pies existentes, los árboles que un tornado arrasó en Mosqueruela en una superficie de 365 hectáreas. Por otra parte, la poligonal del clúster del Maestrazgo afecta a 71.500 hectáreas (BOE, 23 de diciembre de 2022). Ni mucho menos es una extensión completamente arbolada, pero un cómputo conservador del área afectada solo en zonas de la Red Natura 2000 (ZEPA + ZEC) por las zapatas de los aerogeneradores, las obras de los accesos, las zanjas, las subestaciones y las líneas de evacuación arrojarían una estimación cercana a las 400 hectáreas, todo a falta de comprobar la superficie total y la arbolada, unos cálculos que no hicieron ni Forestalia ni el MITECO cuando tocaba: durante la Evaluación de Impacto Ambiental.

La perseverancia de la gente, la fuerza de la evidencia o la judicialización del proyecto pensamos que son el fuego que alimenta el miedo de Copenhagen Infrastructure Partners. Tal vez no eran conscientes de con quién cerraron un trato (Forestalia) y parece seguro que no eran conocedores de la cizaña y división social que este proyecto había creado en el territorio antes de comprarlo. Desde Dinamarca o desde el Paseo de la Castellana, suponemos, es difícil llegar a conocer y comprender una tierra como el Maestrazgo. Y mucho menos que te importe.

Plataforma a favor de los paisajes de Teruel