Por los caminos de Alt Maestrat Human Land

708
PUBLICITAT

Desde tiempos inmemoriales los vecinos de los territorios de Alt Maestrat Human Land, compuesto por Catí, Benassal, Ares y Culla han llevado a cabo diferentes rogativas y peregrinaciones para hacer peticiones o dar las gracias a los santos y patrones fundadores de sus municipios.

Así, en Alt Maestrat hay dos peregrinaciones que llevan siglos realizándose y que evocan tradición, cultura y devoción a raudales. Estas son la Rogativa de Culla a Sant Joan de Penyagolosa y la Rogativa de Catí a Sant Pere de Castellfort.

En la primera de ellas, la Rogativa de Culla a Sant Joan de Penyagolosa, los vecinos de Culla recorren la distancia que separa su municipio del ermitorio de Sant Joan. Esta peregrinación se realiza el viernes y el sábado de la semana del Corpus Christi.
Está considerada como una de las peregrinaciones más antiguas de la provincia de Castellón, ya que los documentos más antiguos que se conservan sobre la realización de la rogativa datan de 1404. Además, un detalle que la hace especial y única, es que conserva prácticamente intactos todos los rituales de la Edad Media.


El objetivo de la rogativa era implorar por lluvias que propiciasen buenas cosechas. Además, según se recoge en el ‘O Vere Deus’ -canto que todavía hoy en día se mantiene durante la peregrinación- también se pedía por la gracia de Dios, salud y paz.

La rogativa parte de Culla el viernes y, haciendo noche en Sant Joan de Penyagolosa, regresa al municipio el sábado. A la llegada a la localidad, los peregrinos serán recibidos por la procesión de Els Pendons -estandartes medievales de altura considerable- y por todos aquellos que no han participado en la peregrinación.

Cabe señalar que la Rogativa de Culla a Sant Joan de Penyagolosa está declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial.

La otra peregrinación ancestral del Alt Maestrat Human Land es la Rogativa de Catí a Sant Pere de Castellfort. Tiene lugar cada primer sábado y domingo de mayo y, en ella, los vecinos de Catí y todos aquellos que quieren participar recorren el camino circular que lleva desde el municipio hasta la ermita de Sant Pere de Castellfort.


Los primeros testimonios que se encuentran de esta peregrinación datan del siglo XIV. Así, durante la jornada del sábado, en la que se lleva a cabo el recorrido de subida, la romería atraviesa l’Avellà, La Llècua y el casco histórico de Ares del Maestrat hasta llegar a su destino. Durante toda la peregrinación la cruz y las banderas acompañan a los romeros, así como los cánticos del ‘O Vere Deus’. Es de especial mención el momento de la llegada de la rogativa a Sant Pere de Castellfort, ya que allí los peregrinos son recibidos con calderas de cobre llenas de habas y arroz. El domingo por la mañana, ‘Els Catinecs’, que es como se conoce a los participantes en la procesión, emprenden su camino de vuelta a su municipio.
Como dato curioso de la peregrinación, cabe señalar que los participantes visten tradicionalmente capas negras o marrones y una ‘barretina’. Asimismo, es habitual realizar la peregrinación tanto a pie como a caballo. Además, por tradición, aquella comida que se consume son alimentos que ya podrían haberse consumido en los comienzos de la rogativa como el queso fresco, el requesón o la miel.

-Benassal y Sant Cristòfol
El lunes de Pascua de Pentecostés es día de fiesta en Benassal. Sus vecinos peregrinan hasta la ermita de Sant Cristòfol. En la ascensión no falta la parada en la ermita de Sant Libori, en la Font d’En Segures.

Días antes los mayorales habrán reunido a sus conocidos en uno de los hornos de la localidad para elaborar la tradicional “prima” que se reparte en lo alto de la montaña.

En la ascensión hacia Sant Cristòfol llama especialmente la atención “La Rècua”. Se trata de un tiro de caballos enjaezados con alforjas bien coloridas. Portan “la prima” que se distribuye tras la misa.

-Tradición en Ares
En Ares del Maestrat son numerosas las peregrinaciones que se celebran hasta las ermitas de su término municipal. Por la Santa Creu sus vecinos se desplazan hasta la masía de Santa Elena donde se alza una majestuosa ermita. Realizan el recorrido a pie. Tras la misa también tiene lugar el reparto de la “prima” que, como en el caso de Benassal, también está decorada con los singulares pliegues que las caracterizan.