Un año más, a medida que va avanzando el otoño, la Iglesuela del Cid se convierte en punto imprescindible de paso de los ganados trashumantes de ovino, caprino y vacuno que descienden desde Teruel hasta Castellón y Tarragona.
Las calles Chiquica, San Pablo, Pasadera y Fuente Nueva se convierten en un tubo que atraviesan miles de ovejas.
Las imágenes que deja el paso de la trashumancia por las calles del pueblo que antes fueron y siguen siendo vías pecuarias, son espectaculares. De hecho su popularidad es máxima en las redes sociales.
El ganado pasta durante el verano en las montañas más altas del Maestrazgo y la Sierra de Gúdar. En otoño los pastores recurren a la Ruta del Llosar, conocida así por el ermitorio de Villafranca del Cid, y caminan durante varios días hasta el Montsià (Tarragona) y el Baix Maestrat (Castellón).
Recorriendo a pie el camino en lugar de transportar a los animales con camiones se evita el estrés del ganado. Durante la próxima primavera, entre mayo y junio, se verá la misma imagen pero con las ovejas en dirección inversa, subiendo desde la costa en dirección a las montañas turolenses. Dependiendo de los puntos de origen y destino la ruta supera los 100 kilómetros de recorrido.