Tiempos convulsos en La Iglesuela, la historia de las guerras carlistas en una exposición que se inaugura en La Iglesuela el día 11 a las 19h

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La Iglesuela del Cid
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El viernes 11 de septiembre a las 19 horas en el salón del antiguo Ayuntamiento de La Iglesuela se inaugura la exposición itinerante “Tiempos Convulsos en el Maestrazgo.

Bandidos, franceses, carlistas y liberales”, dirigida por el profesor Pedro Rújula e impulsada por el Departamento de Patrimonio Cultural de la Comarca del Maestrazgo, y en esta ocasión con la colaboración del Ayuntamiento de La Iglesuela.

El proyecto se inició en Fortanete en 2006 y cada año se amplía incluyendo la investigación realizada sobre lo sucedido en el periodo de las Guerras Carlistas en el lugar que acoge la nueva exposición.

El XIX fue un siglo convulso en este territorio, marcado por el estallido de las dos Guerras Carlistas y por la difusión de las ideas políticas defendidas por cada bando. En ello, como se refleja en este proyecto itinerante, jugaron un papel importante tanto la prensa como la guerra misma, que llevó de un lado a otro las ideas y los símbolos que las representaban.

La muestra reúne un valioso conjunto de objetos, grabados, ilustraciones, libros, fotografías y documentos procedentes de los pueblos de la comarca, contando con la colaboración de los ayuntamientos y de particulares que generosamente han prestado las piezas.

En contraposición a otras localidades con mayor protagonismo en el plano militar como Mirambel y Cantavieja, La Iglesuela es conocida por ser un lugar de descanso para la corte del pretendiente Don Carlos. La población, de calles elegantes adornadas con imponentes palacios renacentistas y barrocos, alojó durante días a don Carlos y su séquito además de al mítico general Cabrera habiendo dejado en la memoria oral múltiples testimonios de aquellos momentos.
En esta ocasión, como novedad, la exposición es acompañada por un catálogo que reúne la información extraída de archivos locales, la mayoría de ella inédita y que permite conocer cómo afectó a los vecinos de estos pueblos, el paso y ocupación de los ejércitos, rompiendo con la tranquilidad de su día a día, imponiendo nuevas normas y nuevas necesidades a las que tuvieron que adaptarse como pudieron.